
habían matado un número incontable de pájaros.
Al ver los cuerpos muertos de éstos esparcidos por todas partes, un discípulo evocó las palabras de Jesús:
-"Ni uno de esos pájaros cae en tierra sin consentimiento de vuestro Padre"-
y preguntó al Maestro si tales palabras tenían algún sentido.
"Claro que sí", dijo el Maestro;
"pero esas palabras sólo revelan toda su belleza interior si se ven sobre el trasfondo de esos pájaros que se reproducen por millones y luego son matados como moscas".
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