
"¿Por qué hago el mal?
"Porque estás hechizado".
"¿Hechizado por quién?"
"Por esa cosa ilusoria que llamas tu 'yo'".
"¿Y cómo puede cesar el mal?"
"Comprendiendo que el yo, tal como tú lo conoces,
no existe y no necesita, por tanto, ser protegido".
El Maestro solía decirles: "Las mejores cosas de la vida no pueden lograrse por la fuerza". "Puedes obligar a comer, pero no puedes obligar a sentir hambre; puedes obligar a alguien a acostarse, pero no puedes obligar a dormir; puedes obligar a que te elogien, pero no puedes obligar a sentir admiración; puedes obligar a que te cuenten un secreto, pero no puedes obligar a inspirar confianza; puedes obligar a que te sirvan, pero no puedes obligar a que te amen.
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