
Cuando alguien anunció que había obtenido
el doctorado en Teología, el Maestro,
que era un verdadero guasón, dijo con aire inocente:
"¿Doctor en teología?
¿Qué enfermedad es ésa?"
El Maestro solía decirles: "Las mejores cosas de la vida no pueden lograrse por la fuerza". "Puedes obligar a comer, pero no puedes obligar a sentir hambre; puedes obligar a alguien a acostarse, pero no puedes obligar a dormir; puedes obligar a que te elogien, pero no puedes obligar a sentir admiración; puedes obligar a que te cuenten un secreto, pero no puedes obligar a inspirar confianza; puedes obligar a que te sirvan, pero no puedes obligar a que te amen.
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