"Todo el mundo sabe de mi audacia", dijo el Gobernador, "pero confieso que una cosa me da miedo:
la muerte. ¿Qué es la muerte?"
"¿Y cómo puedo saberlo yo?"
"¡Tú eres un Maestro iluminado...!"
"Tal vez. Pero todavía no soy un Maestro muerto".
El Maestro solía decirles: "Las mejores cosas de la vida no pueden lograrse por la fuerza". "Puedes obligar a comer, pero no puedes obligar a sentir hambre; puedes obligar a alguien a acostarse, pero no puedes obligar a dormir; puedes obligar a que te elogien, pero no puedes obligar a sentir admiración; puedes obligar a que te cuenten un secreto, pero no puedes obligar a inspirar confianza; puedes obligar a que te sirvan, pero no puedes obligar a que te amen.