miércoles, 29 de febrero de 2012

60 UMPA.

 Resultado de imagen de vivir
Un amigo le dijo a otro que estudiaba en la Universidad:

"¿Para qué acudes al Maestro?
¿Va a ayudarte él a ganarte la vida?"

"No, pero gracias a él sabré
lo que he de hacer con la vida cuando me la gane",
fue la respuesta.

59 UMPA.

 Resultado de imagen de bosque de cedros
Cuando llegó a oídos del Maestro
la noticia de que un bosque cercano
había sido devastado por el fuego,
movilizó inmediatamente a sus discípulos.

"Debemos replantar los cedros", les dijo.


"¿Los cedros?", exclamó incrédulo un discípulo.

"¡Pero si tardan dos mil años en crecer...!"

"Entonces tenemos que comenzar de inmediato",

dijo el Maestro.
"¡No hay ni un minuto que perder!"

58 UMPA

 
Una madre le preguntó al Maestro
cuándo debería iniciar la educación de su hija.

"¿Cuántos años tiene la niña?",
le preguntó el Maestro a su vez.

"Cinco".

"¡Cinco! ¡Ve a tu casa corriendo:
vas con cinco años de retraso!"

57 UMPA.

 Resultado de imagen de compañeros de colegio
Cuando el Maestro era todavía un muchacho,
tenía un compañero en la escuela
que no dejaba de ensañarse con él.

Posteriormente, ya viejo y arrepentido,
aquel tipo había acudido al monasterio,
donde fue recibido con los brazos abiertos.

Un día quiso abordar el tema
de su antiguo comportamiento con el Maestro,
pero éste no parecía acordarse de ello.

"¿Que no lo recuerdas?"

"Lo que recuerdo con toda claridad es que lo olvidé",
dijo el Maestro.
Y ambos se echaron a reír.

56 UMPA

 
Todo el mundo hablaba del líder religioso
que había perdido la vida en una acción suicida.

Y, aunque nadie en el monasterio lo aprobaba,
no faltó quién afirmara que admiraba su fe.

"¿Fe?", dijo el Maestro.

"Hombre, al menos tuvo el valor de defender sus convicciones
hasta el final, ¿no crees?

"Eso no es fe, sino fanatismo.
La fe exige un valor aún mayor:
el de reconsiderar las propias convicciones
y recharzarlas si no cuadran con los hechos".

55 UMPA.

 Resultado de imagen de percepcion
El afecto deforma nuestra percepción:
éste era un tema en el que insistía el Maestro una y otra vez.
Y los discípulos tuvieron la oportunidad
de verlo ejemplificado
cuando oyeron cómo el Maestro preguntaba a una madre:
"¿Cómo está tu hija?"

"¿Mi hija? ¡No sabes la suerte que ha tenido!
Se casó con un hombre maravilloso
que le ha regalado un coche,
le compra todas las joyas que quiere
y le ha dado un montón de sirvientes.
Incluso le lleva el desayuno a la cama
y la permite levantarse a la hora que quiera.
¡Un verdadero encanto de hombre!"

"¿Y tu hijo?"

"¡Ése es otro cantar...!
Menuda lagarta le ha caído en suerte...!
El pobre le ha regalado un coche,
la cubierto de joyas
y ha puesto a su servicio no sé cuántos criados...
¡Y ella se queda en la cama hasta el mediodía!
Ni siquiera se levanta para prepararle el desayuno...!"

54 UMPA.

 
Algunos de los discípulos habían salido a escalar
una montaña cubierta de nieve.
Un silencio cósmico lo inundaba todo,
pero ellos querían averiguar si había
algún tipo de sonidos durante la noche.
De modo que pusieron en marcha una grabadora,
la dejaron a la entrada de la tienda
y se fueron a dormir.

Cuando regresaron al monasterio,
verificaron la grabación que habían hecho:
ni un solo sonido;
el más absoluto silencio.

El Maestro,
que estaba escuchando la cinta,
dijo de pronto: "¿No lo oís?"

"¿Oír qué?"

"La armonía de las galaxias en movimiento".

Los discípulos se miraron unos a otros,
completamente asombrados.

53 UMPA.


El Gobernador dimitió de su elevado cargo
y acudió al Maestro en busca de enseñanza.

"¿Qué quieres que te enseñe?", le preguntó el Maestro.

"La sabiduría".

"Lo haría con mucho gusto, amigo mío,
si no fuera porque existe un gran obstáculo..."

"¿Y cuál es ese obstáculo?"

"Que la sabiduría no puede enseñarse".

"Entonces, ¿no tengo nada que aprender aquí?"

"La sabiduría no puede enseñarse,
pero sí puede aprenderse".

52 UMPA

 
En cierta ocasión,
hablando el Maestro del poder hipnótico de las palabras,
alguien gritó desde el fondo de la sala:
"¡No dices más que tonterías!
Si yo digo ´Dios, Dios, Dios´,
¿acaso ello me hace divino?
Y si digo ´pecado, pecado, pecado´,
¿acaso ello me hace malo?"

"¡Siéntate, bastardo!", dijo el Maestro.

El tipo se puso tan furioso que no podía articular palabra.
Finalmente, estalló en improperios contra el Maestro.

Éste, aparentando arrepentimiento, le dijo:
"Perdóneme, señor, por perder la calma.
Le suplico que excuse mi imperdonable error".

El otro se calmó inmediatamente,
y entonces le dijo el Maestro:

"Ya tiene usted su respuesta:
ha bastado una palabra para encolerizarlo,
y otra para tranquilizarlo".

51 UMPA

 
Rara vez era el Maestro tan elecuente
como cuando prevenía contra el hechizo de las palabras:

"¡Cuidado con las palabras!", solía decir.
"En cuanto te descuidas,
adquieren vida propia: te deslumbran, te hipnotizan,
te aterrorizan...,
te hacen perder de vista la realidad que representan
y te hacen creer que son reales.

El mundo que vemos no es el Reino que ven los niños,
sino un mundo fragmentado,
roto en mil pedazos por la palabra...
Es como si viéramos cada una de las olas
como algo distinto e independiente del conjunto del océano.

Cuando se silencian palabras y pensamientos,
el Universo -real, entero y uno-
se muestra en todo su esplendor,
y las palabras son lo que deben ser:
la partitura, no la música;
el menú, no la comida;
el poste indicador, no el final del viaje".

martes, 28 de febrero de 2012

50 UMPA.

 Resultado de imagen de automovil clásicos
El Maestro no era, ciertamente,
un obseso de la etiqueta y de las buenas maneras,
aunque siempre daba muestras
de esa natural educación y elegancia
en su trato con los demás.

Una noche,
llevando el Maestro a su casa en automóvil,
un joven discípulo se mostró especialmente grosero
con un agente de tráfico.
Y en su propio descargo le dijo al Maestro:

"Prefiero ser yo mismo
y que la gente sepa exactamente cómo me siento...
La cortesía no es más que aire..."

"Eso es verdad", dijo conciliador el Maestro,
"pero aire es también lo que llevamos en los neumáticos,
y fíjate cómo suaviza los baches...".

49 UMPA.

 Resultado de imagen de la vida tu mejor maestra
"¿Dónde podré encontrar a un verdadero Maestro
cuando regrese a mí país?"

"No habrá un solo momento en que no lo tengas".

El discípulo quedó desconcertado.

"El simple hecho de observar tu reacción ante cualquier cosa
-un pájaro, una hoja, una lágrima, una sonrisa...-
hará que cualquier cosa
pueda ser tu Maestro".

48 UMPA.

 
El Maestro solía decir que la verdad está justamente
delante de nuestros ojos y que,
si no conseguimos verla,
es porque nos falta perspectiva.

En cierta ocasión
se llevó consigo a un discípulo a subir una montaña.
A mitad del camino,
el discípulo se quedó mirando a la maleza
con cara de pocos amigos,
y preguntó:

"¿Dónde está el maravilloso paisaje del que me hablabas?"

El Maestro sonrió burlonamente y dijo:
"Estás pisando encima de él,

como podrás comprobar cuando lleguemos a la cima".

47 UMPA.

 Resultado de imagen de pintando
El Maestro le dijo a un pintor:

Cualquier pintor que quiera triunfar
ha de trabajar incansablemente
durante una infinidad de horas.

Pero sólo a unos pocos
les he dado liberarse de su ego mientras pintan.
Y cuando esto sucede,
surge la obra maestra".

Más tarde, le preguntó un discípulo:
"¿Quién es un Maestro?"

Y el Maestro le respondió:
"Cualquiera a quien le sea dado liberarse de su ego.
Y, a partir de entonces,
la vida de esa persona será una obra maestra".

46 UMPA.

Resultado de imagen de personas chocando
El Maestro paseaba calle abajo
cuando, de pronto,
salió de un portal un hombre
que chocó violentamente con él.

El individuo, totalmente fuera de sí,
rompió a soltar palabrotas.
El Maestro hizo una breve inclinación,
sonrió amablemente y le dijo:

"Amigo, no sé quién de los dos
ha tenido la culpa de que chocáramos,
pero no estoy dispuesto a perder el tiempo
tratando de averiguarlo...
Si la culpa ha sido mía, le pido perdón;
si ha sido suya, olvídelo".

Y,  tras hacer una nueva inclinación
y esbozar una sonrisa,
siguió caminando.

45 UMPA.

 Resultado de imagen de musicos espirituales
El Maestro propuso un enigma:
"¿Qué es lo que el artista y el músico
tienen en común con el místico?"

Todos se dieron por vencidos.

La certeza de que el lenguaje más sutil
no es el que articulan los labios",
dijo el Maestro.

44 UMPA.

 Resultado de imagen de libros de anatomia
Cuando un discípulo dió a entender
que habría que actualizar la espiritualidad del Maestro,
éste, tras soltar una sonora carcajada,
contó la historia de aquel estudiante que le preguntó al librero:

"¿No tiene usted libros más recientes sobre anatomía?
Estos tienen al menos diez años..."

Y el librero le respondió.

"Que yo sepa, joven,
en los últimos diez años
no se ha añadido al cuerpo humano
ni un solo hueso".

"Tampoco", añadió el Maestro,
"se le ha añadido nada a la naturaleza humana
en los últimos diez mil años".

43 UMPA.


"He estado cuatro meses contigo,
y aún no me has enseñado ningún método o técnica..."

"¿Método?", dijo el Maestro.
"Y para qué demonios quieres un método?"

"Para obtener la libertad interior".

El Maestro rompió a reír y dijo:
"La verdad es que necesitarás una gra habilidad
para liberarte mediante esa trampa
que llaman -método-".

42 UMPA

 
A las personas que practicaban la virtud
para obtener la amistad o el favor de Dios,
el Maestro solía contarles esta historia:

Una ingente multitud de personas
participaba en el sorteo de un Cadillac
patrocinado por una marca de jabones.

A todas ellas se les hacía esta pregunta:
"¿Por qué compra usted el jabón -Fragancia Celestial-?"

Y una mujer respondió honradamente:
"Porque me encantaría tener un Cadillac".

41 UMPA

 
"Algún día comprenderás
que andas buscando lo que ya posees",
le dijo el Maestro a un discípulo
que se tomaba las cosas con mucha intensidad.

"¿Y por qué no lo vey ya?"

"Porque intentas verlo".

"¿No debo, pues, hacer esfuerzos?"

"Si te relajas y le das tiempo,
ello mismo se revelará".

40 UMPA

 
Una mujer muy religiosa le dijo al Maestro
que había tenido que confersarse aquella misma mañana.

"No puedo imaginarte cometiendo un pecado grave",
dijo el Maestro.
"¿De qué te confesaste?"

"De que un domingo no fui a misa por pereza;
de que una vez maldije contra el jardinero;
y de que otra vez eché de casa a mi suegra durante una semana".

"Pero eso fue hace cinco años,
¿no es así?
Seguro que desde entonces ya te habías confesado..."

"Así es.
Pero lo repito cada vez que me confieso.
Me gusta recordarlo".

39 UMPA.

 
Era un gozo contemplar
cómo el Maestro realizaba los actos más sencillo,
desde sentarse o pasear
hasta tomar una taza de té
o espantar una mosca.
Hiciera lo que hiciera,
evidenciaba una gracia especial
que le hacía parecer en perfecta armonía con la naturaleza,
como si sus actos no fueran realizados por él,
sino por el Universo.

En cierta ocasión le entregaron un paquete,
y los discípulos, embelesados,
estuvieron contemplando reverentemente
cómo desataba la cuerda,
abría el embalaje
y extraía el contenido
como si el paquete fuera una criatura viva.

38 UMPA

 
Un discípulo recién llegado
preguntó a otro con mayor experiencia:

"¿Por qué tengo la sensación
de que el vivir con el Maestro no me sirve de mucho?"

"Puede que sea porque
has venido a aprender su espiritualidad..."

"¿Y a qué demonios viniste tú,
si puede saberse?"

"A ver cómo se ataba las correas de sus sandalias".

37 UMPA.


Los discípulos se escandalizaban de que el Maestro
evidenciara tan escasa inclinación hacia el culto.

"Encuentra un objeto de veneración", solía decir,
"y muy devotamente, eso sí,
te distraerás de lo que es esencial:
el conocimiento que conduce al amor".

Y en apoyo de su tesis solía citar
las palabras de Jesús sobre los que dicen
"Señor, Señor", y luego son totalmente inconscientes
del mal que realizan.

En cierta ocasión,
se permitió regalar un plátano a un atolondrado visitante,
el cual empezó a sentir tal veneración por el regalo
que no sabía qué hacer con él.

Cuando se lo contaron al Maestro,
éste hizo uno de sus típicos comentarios:
"Decidle a ese asno que se lo coma".

36 UMPA.

Resultado de imagen de ostras
"¿Cómo se aprende a confiar en la Providencia?"

"Confiar en la Providencia", dijo el Maestro,
"es como entrar en un restaurante de lujo
sin llevar un céntimo en el bolsillo
y encargar docenas de ostras
con la esperanza de hallar una perla
con la que pagar la cuenta".

35 UMPA.

Resultado de imagen de reirse de uno mismo
El Maestro era cualquier cosa, menos ampuloso.
Siempre que hablaba,
provocaba enormes y alegres carcajadas,
para consternación de quienes se tomaban
demasiado en serio la espiritualidad... y a sí mismos.

Al observarlo, un visitante comentó decepcionado:
"¡Este hombre es un payaso!"

"Nada de eso", le replicó un discípulo;
"no ha comprendido usted ni palabra:
un payaso hace que te rías de él;
un Maestro hace que te rías de ti mismo".

34 UMPA.


A su regreso de un viaje,
el Maestro habló de una experiencia que,
a su manera de ver,
constituía una parábola sobre la vida:

Al parecer,
durante un breve alto en el camino,
entró a almorzar en un moderno restaurante,
en cuyo mostrador se veían deliciosas sopas,
tentadores pollos al curry
y toda clase de platos apetitosos.

Pidió que le sirvieran una sopa.

"¿Viene usted en el autobús?",
le preguntó la robusta camarera.

El Maestro asintió con la cabeza.

"No hay sopa".

"¿Y pollo al curry con arroz hervido?",
preguntó el Maestro desconcertado.

"Si viene usted en el autobús, tampoco hay pollo al curry.
Puede usted tomar bocadillos.
Me he pasado la mañana preparando esa comida,
y sólo tiene usted diez minutos para comerla.
No voy a permitir que coma usted una comida
que no va a tener tiempo de saborear".

33 UMPA.


"¿Qué es lo que buscas?"

"La paz", dijo el visitante.

"A quienes pretenden proteger su ego,
la verdadera paz sólo les ocasiona trastornos",
le dijo el Maestro.

Y a un grupo religioso que había acudido a verle
y a pedirle su bendición, le dijo sonriendo maliciosamente:
"¡Que la paz de Dios os inquiete siempre!"

32 UMPA.


El Maestro solía decir que
una de las razones por las que las personas son tan desdichadas
es porque piensan que no hay nada que ellas
no puedan cambiar.

Le gustaba especialmente la historia
de aquel individuo que le dijo al vendedor:
"Este transistor que me has vendido suena excelentemente,
pero quisiera cambiarlo por otro
que emitiera mejores programas".

31 UMPA.


Cuando era joven, el Maestro,
que era un activista político,
organizó una manifestación contra el gobierno a la que,
dejando hogares y trabajos, se unieron miles de personas.

Sin embargo, apenas iniciada la manifestación,
el Maestro decidió cancelarla.
Sus seguidores, entonces, le dijeron:
"¡No puedes hacernos esto!
¡Preparar esta manifestación ha llevado meses
y ha exigido un precio muy alto a muchas personas...
que ahora te van a acusar de incoherente!"

El Maestro, impertérrito, se limitó a decir:
"Mi compromiso no es con la coherencia,
sino con la verdad".

30 UMPA.

Resultado de imagen de rana budista
Los discípulos vieron con enorme disgusto
cómo las enseñanzas del Maestro
eran ridiculizadas en una conocida revista.

El Maestro, en cambio, permaneció impasible.
Lo único que dijo fue:
"¿Puede algo ser realmente verdadero
cuando nadie se ríe de ello?"

29 UMPA.


La idea de que todo en el mundo es perfecto
era más de lo que los discípulos podían aceptar.
De modo que el Maestro trató de expresarlo
en conceptos más fácilmente inteligibles:

"Dios teje tapices perfectos
con los hilos de nuestras vidas,
incluidos nuestros pecados.
Si no somos capaces de verlo,
es porque miramos la otra cada del tapiz".

Y de una manera más sucinta:

"Lo que para algunos no es más que una piedra que brilla,
para el joyero es un diamante".

28 UMPA.

Resultado de imagen de JARDINEROS
"La persona que ha alcanzado la Iluminación",
decía el Maestro,
"es la que ve que todo en el mundo
es perfecto tal como es".

"¿Y qué me dices del jardinero?",
le preguntó alguien,
"¿también es perfecto?"

El jardinero del monasterio era un jorobado.

"Para lo que se supone que ha de ser en la vida",
respondió el Maestro,
"el jardinero es un jorabado perfecto".

27 UMPA.


Un discípulo tuyo tuvo que salir corriendo hacia su casa
cuando le dieron la noticia de que ésta
estaba ardiendo por los cuatro costados.

Como era ya un hombre de cierta edad,
todo el mundo le manifestó su pesar a su regreso.

El Maestro, en cambio, le dijo:
"Esto hará que la muerte te resulte más fácil".

26 UMPA


Le dijo un turista al Maestro:

"La gente de tu país es pobre,
pero nunca parece preocupada".

Y le respondió el Maestro:

"Eso es porque nunca miran el reloj".

25 UMPA.


La actitud del Maestro hacia la acción social
resultaba realmente desconcertante.
Unas veces se mostraba partidario entusiasta de la misma,
y otras parecía resultarle indiferente.

Y la explicación que a veces daba de tan desconcertante actitud
era igualmente enigmática.
Dijo en cierta ocasión:

"Quien desea hacer el bien
debe llamar a la puerta.

Para el que ama,
la puerta está siempre abierta".

24 UMPA.

Resultado de imagen de monasterio budista
El monasterio se estaba quedando pequeño,
y hacía falta construir un edificio mayor,
por lo que un comerciante extendió un talón
por valor de un millón de dólares
y lo puso delante del Maestro,
el cual lo tomó y dijo:
"¡Estupendo! Lo aceptaré".

El comerciante quedó decepcionado:
aquélla era una enorme suma de dinero,
¡y el Maestro ni siquiera le había dado las gracias...!

"Hay un millón de dólares en ese talón...", le dijo.

"Ya me he dado cuenta".

"Aunque yo sea un hombre muy rico,
un millón de dólares es mucho dinero..."

"¿Deseas darme las gracias por ello?"

"¡Eres tú quien debería darlas!"

"¿Por qué yo?
Es el donante quien debe ser agradecido",
dijo el Maestro.

23 UMPA.


El Maestro y uno de sus discípulos
tropezaron con un ciego
que mendigaba sentado en la acera.

"Dale a ese hombre una limosna",
dijo el Maestro.

El discípulo dejó caer una moneda
en el sombrero del mendigo.

"Deberías haberte tocado tu sombrero en señal de respeto",
dijo el Maestro.

"¿Por qué?", preguntó el discípulo.

"Es lo que suele hacerse cuando se da una limosna..."

"¡Pero si era un ciego...!"

"Nunca se sabe", replicó el Maestro;
"puede que fuera un impostor".

22 UMPA.

Resultado de imagen de serenidad
"¿Cuál es el secreto de tu serenidad?"
preguntó el discípulo.

"Cooperar incondicionalmente con lo inevitable",
respondió el Maestro.

21 UMPA.

Resultado de imagen de teísmo
Contéstame a una cosa", dijo el ateo:
"¿existe realmente un Dios?"

Y le respondió el Maestro:
"Si quieres que te sea sincero,
no tengo respuesta".

Más tarde, los discípulos quisieron saber
por qué no había respondido.

"Porque la pregunta no tenía respuesta",
dijo el Maestro.

"¿De modo que eres ateo...?"

"Por supuesto que no.
El ateo comete el error de negar algo
de lo que no puede decirse nada".

Y, después de una pausa, añadió:
"Y el teísta comete el error de afirmarlo".

20 UMPA.

Resultado de imagen de cometer errores
A un discípulo al que, literalmente,
le aterraba la mera posibilidad
de cometer errores le dijo el Maestro.

"Los que no cometen errores

cometen el mayor error de todos:
el de no intentar nada nuevo".

19 UMPA

Resultado de imagen de inexpresable
"Cuando hablas de la Realidad", dijo el Maestro,
"intentas expresar con palabras lo Inexpresable,
de manera que lo más seguro es
que tus palabras no se entiendan.
Del mismo modo,
las personas que leen esa expresión de la Realidad
que llamamos -Escrituras-
se vuelven estúpidas y crueles,
porque no siguen la lógica de las Escrituras,
sino lo que ellas piensan que dicen las Escrituras".

Y lo ilustraba con una parábola:

"El herrero del pueblo contrató un aprendiz
dispuesto a trabajar duro por poco dinero,
y se puso a instruirlo:

Cuando yo saque la pieza del fuego,
la pondré sobre el yunque;
y cuando te haga una señal con la cabeza,
golpéala con el martillo.

El aprendiz hizo exactamente lo que creía que le habían dicho,
y al día siguiente
se había convertido en el nuevo herrero del pueblo".

18 UMPA.


El Maestro afirmaba que el mundo que ve
la mayor parte de las personas
no es el mundo de la Realidad,
sino un mundo creado por sus mentes.

Cuando un sabio quiso contradecirle,
el Maestro puso dos palos sobre el suelo
formando la letra "T", y le preguntó:
"¿Qué ves ahí?"

"La letra T", respondió el otro.

"¡Lo que me suponía!", dijo el Maestro.
"No existe la letra T;
no es más que un símbolo que hay en tu mente.
Lo que hay ahí son dos pedazos de rama en forma de bastón".

17 UMPA.


Un científico se quejó al Maestro
de que el desprecio que éste manifestaba por los conceptos,
en cuanto opuestos al "conocimiento no conceptual",
era una injusticia para con la ciencia.

El Maestro se las vio y se las deseó
para hacerle comprender que
no tenía nada contra la ciencia.
"Pero", añadió, "´¡ojalá el conocimiento que tú tienes de la mujer
sea algo más que un conocimiento científico!"

Más tarde, hablando con sus discípulos,
se mostró aún más enérgico:
"Los conceptos definen", dijo;
"pero definir es destruir.
Los conceptos diseccionan la realidad,
y lo que diseccionas lo matas".

"Entonces, ¿son inútiles los conceptos?"

"No. Disecciona una rosa,
y tendrás una valiosa información
-y ningún conocimiento- sobre la rosa.
Hazte un experto,
y tendrás mucha información
-y ningún conocimiento- sobre la realidad.

16 UMPA


"La gente no está dispuesta a renunciar
a sus celos y preocupaciones,
a sus resentimientos y culpabilidades,
porque estas emociones negativas, con sus -punzadas-,
les dan la sensación de estar vivos",
dijo el Maestro.

Y puso este ejemplo:

"Un cartero se metió con su bicicleta por un prado,
a fin de atajar.
A mitad de camino,
un toro se fijó en él y se puso a perseguirlo.
Finalmente, y después de pasar muchos apuros,
el hombre consiguió ponerse a salvo.

"Casi te agarra, ¿eh?, le dijo alguien
que había observado lo ocurrido.

"Sí", respondió el cartero,
"como todos los días".

15 UMPA.

Resultado de imagen de ESCRITURA
Cuando le preguntaron cómo debía utilizarse la Escritura,
el Maestro refirió cómo, siendo él profesor, hizo a sus alumnos esta pregunta:
"¿Cómo mediríais la altura de un edificio con ayuda de un barómetro aneroide?"

Y un brillante alumno respondió:
"Descolgaría el barómetro atado con una cuerda y mediría la longitud de ésta".

"Ingenioso, ¿verdad?, a pesar de su ignorancia", comentó el Maestro.

Y luego añadió: "Así es el ingenio y la ignorancia de quienes emplean el cerebro para comprender la Escritura, que es como emplearlo para -comprender- una puesta de sol, o el océano,
o el rumor del viento entre los árboles".

14 UMPA

Imagen relacionada
El Maestro hablaba de una mujer
que había presentado ante la policía
una denuncia por violación.

"¿Puede usted describir al agresor?",
le preguntó un oficial.

"Bueno, para empezar, era idiota..."

"¿Dice usted que era idiota...?"

"Sí, eso he dicho. No tenía ni idea,
¡y tuve que ayudarle!"

Las risas se acallaron cuando el Maestro añadió:
"Siempre que os sintáis ofendidos,
mirad si no habéis ayudado al ofensor".

Aquello suscitó un rumor de protestas,
por lo que el Maestro prosiguió:
"¿Acaso puede alguien ofenderte
si te niegas a admitir la ofensa?"

lunes, 27 de febrero de 2012

13 UMPA.

Resultado de imagen de resentimiento
El Maestro era realmente despiadado
con quienes se complacían en la autocompasión
o en el resentimiento.

"Recibir un agravio", decía,
"no significa nada, a menos
que uno insista en recordarlo".

12. UMPA.

Resultado de imagen de SALVAME DE LUXE
Alguien preguntó al Maestro
si creía en la suerte.

"Por supuesto que sí", respondió él
sonriendo irónicamente.
"De lo contrario,
¿cómo puede explicarse el éxito de aquellas personas
que no le agradan a uno?"

11 UMPA.

Resultado de imagen de cena con amigos
En el transcurso de una cena,
el Maestro oyó casualmente
cómo una actriz hablaba acerca de los horóscopos.

Se acercó a ella y le preguntó:
"¿No creerá usted en la astrología...?"

"Bueno...", respondió ella,
"yo creo en todo un poco".

10 UMPA.

Resultado de imagen de iluminacion espiritual
"¿Qué hace falta para alcanzar la Iluminación?",
preguntaron los discípulos.

Y respondió el Maestro:
"Hay que averiguar qué es lo que cae en el agua
y no produce ondas,
se mueve entre los árboles
y no hace ruido,
atraviesa un prado
y no mueve una sola brizna de hierba".

Después de reflexionar durante semanas,
los discípulos se dieron por vencidos:
"¿Qué cosa es?"

"¿Cosa?", preguntó el Maestro.
"¡No es ninguna cosa!"

"Entonces, ¿no es nada?"

"Esa sería una forma de decirlo..."

"¿Y cómo podemos buscarlo?"

"¿He dicho yo que hubiera que buscarlo?
Se puede encontrar, pero no se puede buscar.
Si se busca, no se encuentra".