
A las personas que practicaban la virtud
para obtener la amistad o el favor de Dios,
el Maestro solía contarles esta historia:
Una ingente multitud de personas
participaba en el sorteo de un Cadillac
patrocinado por una marca de jabones.
A todas ellas se les hacía esta pregunta:
"¿Por qué compra usted el jabón -Fragancia Celestial-?"
Y una mujer respondió honradamente:
"Porque me encantaría tener un Cadillac".
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