
Un amigo le dijo a otro que estudiaba en la Universidad:
"¿Para qué acudes al Maestro?
¿Va a ayudarte él a ganarte la vida?"
"No, pero gracias a él sabré
lo que he de hacer con la vida cuando me la gane",
fue la respuesta.
El Maestro solía decirles: "Las mejores cosas de la vida no pueden lograrse por la fuerza". "Puedes obligar a comer, pero no puedes obligar a sentir hambre; puedes obligar a alguien a acostarse, pero no puedes obligar a dormir; puedes obligar a que te elogien, pero no puedes obligar a sentir admiración; puedes obligar a que te cuenten un secreto, pero no puedes obligar a inspirar confianza; puedes obligar a que te sirvan, pero no puedes obligar a que te amen.
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