
"La gente no está dispuesta a renunciar
a sus celos y preocupaciones,
a sus resentimientos y culpabilidades,
porque estas emociones negativas, con sus -punzadas-,
les dan la sensación de estar vivos",
dijo el Maestro.
Y puso este ejemplo:
"Un cartero se metió con su bicicleta por un prado,
a fin de atajar.
A mitad de camino,
un toro se fijó en él y se puso a perseguirlo.
Finalmente, y después de pasar muchos apuros,
el hombre consiguió ponerse a salvo.
"Casi te agarra, ¿eh?, le dijo alguien
que había observado lo ocurrido.
"Sí", respondió el cartero,
"como todos los días".
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