
"La sinceridad no es suficiente",
solía decir el Maestro:
"lo que hace falta es honradez".
"¿Y cuál es la diferencia?", le preguntaron.
"La honradez consiste en estar constantemente abierto
a la realidad", dijo el Maestro,
"mientras que la sinceridad no es otra cosa que creerse
la propia propaganda".
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