
"El Maestro que tuve anteriormente me enseñó
a aceptar el nacimiento y la muerte".
"Entonces, ¿para qué has acudido a mí?",
preguntó el Maestro.
"Para aprender a aceptar lo que hay en medio".
El Maestro solía decirles: "Las mejores cosas de la vida no pueden lograrse por la fuerza". "Puedes obligar a comer, pero no puedes obligar a sentir hambre; puedes obligar a alguien a acostarse, pero no puedes obligar a dormir; puedes obligar a que te elogien, pero no puedes obligar a sentir admiración; puedes obligar a que te cuenten un secreto, pero no puedes obligar a inspirar confianza; puedes obligar a que te sirvan, pero no puedes obligar a que te amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario