
En una noche clara y estrellada,
el Maestro obsequió a sus discípulos con sus conocimientos
de astronomía:
"Aquella es la galaxia de Andrómeda", dijo.
"Es tan grande como nuestra Vía Láctea, y su luz,
a una velocidad de trescientos mil kilómetros por segundo,
tarda medio millón de años en llegar a nosotros.
Está formada por cien mil millones de soles, muchos de ellos
más grandes que el nuestro".
Luego, tras una breve pausa, dijo con una sonrisa:
"Y ahora que ya nos hemos puesto en nuestro lugar,
vámonos a dormir".
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