
Se contentaba con comer, trabajar,
jugar con los discípulos... y charlas con ellos
acerca de infinidad de temas,
desde la situación política del país
hasta el último chiste oído en el bar.
Un día, preguntó un visitante:
"¿Cómo puede enseñaros algo
quien prefiere contar un chiste que hablar de Dios?"
"Además del uso de la palabra,
hay otras formas de enseñar",
le respondió un discípulo.
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