
Los discípulos se hallaban sentados
a la orilla de un río.
"Si me cayera al agua, ¿me ahogaría?",
preguntó uno de ellos.
"No", le respondió el Maestro.
"No es el caerte el agua lo que hace que te ahogues,
sino el quedarte dentro".
El Maestro solía decirles: "Las mejores cosas de la vida no pueden lograrse por la fuerza". "Puedes obligar a comer, pero no puedes obligar a sentir hambre; puedes obligar a alguien a acostarse, pero no puedes obligar a dormir; puedes obligar a que te elogien, pero no puedes obligar a sentir admiración; puedes obligar a que te cuenten un secreto, pero no puedes obligar a inspirar confianza; puedes obligar a que te sirvan, pero no puedes obligar a que te amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario