
del monasterio estuviera bien provista de libros
de toda clase de materias:
Política, Arquitectura, Filosofía, Poesía, Agricultura,
Historia, Ciencia, Psicología, Arte... y la sección
que él más frecuentaba: Ficción.
Siempre estaba con el mismo estribillo:
"¡Dios nos libre de las personas que no piensan,
no piensan y no piensan!"
Y nada le inspiraba tanto miedo,
según decía él mismo,
como la mente "de piñón fijo"
o el fanático de un solo libro.
Lo cual desconcertaba a los discípulos, porque
no cuadraba muy bien con la insistencia con que
el Maestro preconizaba la percepción no-racional
y el conocimiento no-conceptual.
Cuando alguien le preguntó abiertamente
a este respecto, el Maestro dio
esta ambigua respuesta:
"Un clavo saca otro clavo, ¿o no?"
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