
"Todos los seres humanos son aproximadamente
igual de santos o de pecadores",
dijo el Maestro,
a quien, por otra parte, no le gustaba emplear
esta clase de etiquetas.
"¿Cómo puedes equiparar a un santo con un pecador?",
protestó un discípulo.
"Porque todos estamos a la misma distancia del sol.
¿O acaso reduce la distancia el hecho de vivir
en lo alto de un rascacielos?"
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