
El Maestro y sus discípulos se habían unido
a una manifestación para protestar contra
la fabricación de armas nucleares
por parte del Gobierno.
Cuando se acogió con grandes aplausos
la afirmación de uno de los oradores
-"¡Las bombas matan a las personas!"-,
el Maestro hizo un gesto de desaprobación
y dijo entre dientes: "No es cierto.
Las personas matan a las personas".
Pero, al darse cuenta de que había sido oído
por un individuo que se encontraba a su lado,
se inclinó hacia él y le dijo:
"Bueno, lo que quería decir es que las ideas
matan a las personas".
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