
"Te está destruyendo la molicie con que vives",
le dijo el Maestro a un discípulo bastante indolente.
"Sólo un desastre puede salvarte".
Y lo explicó del siguiente modo:
"Si arrojas una rana en una olla de agua hirviendo,
saltará fuera al instante.
Si la arrojas en una olla de agua
que está calentándose muy poco a poco,
la rana acabará perdiendo la tensión
que le permita saltar en el momento oportuno".
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