
"¿Tienes algún consejo que darme
para el ejercicio de mi cargo?", le preguntó
el gobernador.
"Sí", respondió el Maestro:
"aprende a dar órdenes".
"¿Y cómo debo darlas?"
"De forma que los demás puedan recibirlas
sin sentirse inferiores".
El Maestro solía decirles: "Las mejores cosas de la vida no pueden lograrse por la fuerza". "Puedes obligar a comer, pero no puedes obligar a sentir hambre; puedes obligar a alguien a acostarse, pero no puedes obligar a dormir; puedes obligar a que te elogien, pero no puedes obligar a sentir admiración; puedes obligar a que te cuenten un secreto, pero no puedes obligar a inspirar confianza; puedes obligar a que te sirvan, pero no puedes obligar a que te amen.
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