
Un discípulo preguntó un día al Maestro
cómo podía él incorporarse al Camino.
"¿Oyes el murmullo de ese arroyo
que pasa junto al monasterio?"
"Sí".
"Ésa es una excelente manera
de incorporarse al Camino".
El Maestro solía decirles: "Las mejores cosas de la vida no pueden lograrse por la fuerza". "Puedes obligar a comer, pero no puedes obligar a sentir hambre; puedes obligar a alguien a acostarse, pero no puedes obligar a dormir; puedes obligar a que te elogien, pero no puedes obligar a sentir admiración; puedes obligar a que te cuenten un secreto, pero no puedes obligar a inspirar confianza; puedes obligar a que te sirvan, pero no puedes obligar a que te amen.
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