
Cuando le preguntaron a qué se parecía la iluminación,
el Maestro respondió:
"Es como adentrarse en el desierto y, de pronto,
tener la sensación de estar siendo observado".
"¿Por quién?"
"Por las rocas, los árboles y las montañas".
"Una sensación incómoda..."
"No. Una sensación reconfortante.
Pero, por ser también una sensación desacostumbrada,
uno siente la necesidad de regresar cuanto antes
al mundo habitual de las personas
-con sus ruidos, sus palabras y sus risas-,
que nos ha alejado de la Naturaleza y de la Realidad".
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